Debo decir que la música tradicional o folk también puede y es enlatada, pero aún así conserva cierta autenticidad que ya no se encuentra ni en los árboles de las ciudades. Aunque no deja de ser algo como pegar fotos antiguas con nuevas, por mucho que se maquille siempre se nota. Aún así, en algunos lugares donde no se toca para vender, y donde no quedan grabadas para reproducirse hasta el infinito las melodías, si se tiene el privilegio de participar, se está en una de las pocas ceremonias que van quedando de libertad, de verdadera libertad. En ellas igual ni siquiera está la electricidad de un bombillo, ni falta que le hace.