lunes, 13 de julio de 2015

El dinero y el sexo.

Por supuesto que el sexo y el dinero están relacionados. Ambos tienen el deseo como elemento primordial. Ambos pueden convertirse en obsesiones y en creencias salvadoras. Ambos se hayan en el terreno de la vida, el poder y la muerte; las sectas de cualquier tipo siempre utilizan ambas cosas para captar adeptos y reforzar su dominio. Ambos son los elementos más potentes de disuasión y de persuasión. Y ambos tienen que ver con el “devenir” del ”Ser” hacia el “tener”, y del tener hacia el aparentar. 
Dicho de otra manera más sencilla. El que folla poco o nada, cree que follar sobre todo mucho, le va a dar una especie de “sentido a la vida”, una categoría especial, y es lo que hace que todos esos libros de “ligue” se vendan tan bien. Que le va a convertir en una persona especial, maravillosa, que  reforzará su seguridad en sí mismo y le abrirá las puertas a todos sus deseos inconfesables. Y sin duda el sexo es una necesidad, y aunque no mueras por no practicarlo como ocurre con otras necesidades, lo cierto es que da salud mental y física, y hasta vitalidad. Pero como es lógico no ofrecerá nada del otro mundo porque es algo muy de éste. Practicar mucho sexo no va a cambiar tu vida significativamente salvo en la apariencia, porque como sabemos, los chicos son muy dados a hacer ostentación de eso, sea real o fingido; en las chicas parece que en casi todas las culturas, al menos de forma abierta, no queda tan bien. Los que en cambio follan mucho, o dicen que follan mucho, saben perfectamente que si son ostentosos con el asunto es que no es tan maravilloso como otros creen, puesto que detrás de toda ostentación, de cada gran “apariencia”, hay un gran vacío que ocultar. No obstante la apariencia, y su negocio, nunca ha dado más dinero que ahora. Lo que enlaza con el segundo punto. Ya que el sexo es relativamente gratis para el que lo obtiene por los motivos que sean con pocas dificultades, pero no para la mayoría en un mundo de soledades, depresiones, incomunicación (no virtual), y falsedad utilizada hasta como medio de relación. Y el sexo que se vende, el sexo pornográfico o prostituido es normalmente un sexo de nuevo más de imagen que real. ''Espectacular'' en el sentido que le daba Guy Debord.
Legiones de seres transformados en clientes desesperados que buscan infructuosamente su “Ser” perdido y confundido con el tener y el aparentar, abarrotan los super-mercados donde la cantidad sobre la calidad es lo que impera. Compran, compran y compran, usan y tiran, y para eso necesitan dinero. Y de nuevo los que tienen poco o nada de dinero, creen que los que tienen mucho poseen unas vidas maravillosas, fantásticas, y llenas de sentido. Y de nuevo los que de veras lo tienen hacen ostentación de su condición, salvo los más inteligentes, pues la ostentación con el dinero, aunque puede dar más dinero si se vende por ejemplo en revistas del corazón y cosas de esas, también puede dar muchos problemas y graves. Pero a diferencia del sexo, el deseo de dinero no expira cuanto más se tiene; aumenta las ”necesidades” y con ellas la necesidad de obtener dinero para satisfacerlas obsesivamente sin ponderar cualquier tipo de medio por muy repulsivo que sea, que es como vender el alma al diablo, algo nada metafísico porque el diablo y el alma no creo esté en otra parte que en la mente, y ahí está seguro. 


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